martes, 10 de enero de 2012

La sexualidad es parte integrante de nuestro ser.

El Papa, al reunirse con los 182 embajadores ante la Santa Sede, entre otras cosas, habló del respeto a la creación, afirmando que es decisivo para el desarrollo humano integral. Ante esta llamada, creí conveniente recordar la importancia de estar atentos en los avances de la ciencia ya que todos ellos han de ser al servicio del hombre a fin de que lo ayuden a construir un mundo mejor. Es así que quisiera enfatizar una vez más la importancia de la biótica, ya nos ayuda a entender los desarrollos de la ciencia en el campo de la vida. Solo por recordar, la bioética es humana, racional, universal y interdisciplinar, es decir se ayuda de la biología, de la medicina, de lo jurídico y de lo ético.

En esta misma línea de los adelantos de la ciencia encontramos la tendencia, de algunas personas, de cambiarse de sexo, como si fuera una opción a la cual todos podemos acudir. Esta importancia de abordar el tema lo reflexioné hoy en la clase de “gestión de crisis” al analizar un artículo donde un hombre se cambió de sexo con la finalidad de casarse con otro. La sexualidad humana no es una opción, es algo que tenemos en lo más íntimo de nuestro ser. Ésta se puede comprender desde dos puntos de vista: el biológico y el personal.

La sexualidad humana desde el punto de vista de la biología podemos decir que el pertenecer al sexo masculino o femenino queda determinado, desde la concepción, por factores genéticos, gonádicos, hormonales y morfológicos. Se encuentran el sexo cromosómico, el gonádico y el genital.

Desde el punto de vista de la persona se puede decir que la sexualidad humana no es sólo un conjunto de estructuras materiales. Siendo la persona cuerpo y alma, existe una relación intrínseca entre sexo y persona. Aquí son tres son los elementos que hay que subrayar:
1.     La sexualidad toca a toda la persona. La diferencia entre varón y mujer es una dimensión constitutiva de la persona y no se limita al aspecto biológico, sino que además contiene componentes psicológicos y espirituales, allí donde se encuentra “el yo” como núcleo personal.
2.     La sexualidad humana es complementariedad y comunión.
3.     La relación entre amor y procreación.

Creo que sólo reconociendo y valorando nuestro sexo podemos vivir plenamente nuestra constitución personal y de este modo construimos, todos juntos, una sociedad con un desarrollo armónico para toda la humanidad. 

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