lunes, 23 de enero de 2012

El hijo tiene derecho a saber quiénes son sus padres…

Cuando estudiaba biótica recuerdo un ejemplo del profesor que nos hacía pensar sobre la concepción y crecimiento de la persona: “Una persona fue engendrada en laboratorio con un espermatozoide de Marco y con un óvulo de Jacinta, después de que se dio la unión en la probeta, fue puesto en el vientre de Federica. Después que nació el niño fue dado a la pareja Martínez Covarrubias quienes lo había pedido.  El señor Martínez trabaja en una agencia de viajes y la señora Covarrubias en un bar. Como no podían atender al niño, él creció solo delante de la televisión donde aprendió su modo de comportarse. La pregunta hecha a nosotros era: ¿Esta persona de quien es hijo?"

Pareciera ser que es un ejemplo un poco exagerado, pero en realidad, es lo que se está tratando de difundir en nuestra sociedad: “Fecundación artificial”.  En este artículo quiero hablar de la fecundación artificial entendida como el conjunto de técnicas dirigidas a conseguir una concepción humana fuera de su proceso natural en la unión sexual del hombre y la mujer. Aquí no trato de valorarlo como negativo solo porque se nos dice, sino que daré algunas de las razones para hacer este juicio.

1.- Va contra el respeto del embrión humano: Recordemos que el hijo es un don y no un simple producto, el cual yo puedo producirlo en lugar de concebirlo. De este modo la acción humana tiende a trasformarse a una simple operación técnica donde no nos interesa la dignidad de la persona sino solo satisfacer el deseo de tener un hijo. El origen de la persona parte de un producto técnico y no de una donación de amor entre los padres en el acto conyugal.

2.- Va contra la naturaleza de la sexualidad y del acto conyugal: Provoca que se divida el acto sexual conyugal de su misión unitiva y procreativa. Se da una reproducción sin sexualidad, separada de una vivencia sexual y, por tanto, alejada de una vivencia humana.

3.- Va contra la unidad de la familia: Esto provoca que al hijo se le esté privando de la identidad de los propios padres.

Si a una persona no se le atiende como se merece desde el momento de su concepción, no nos sorprendamos que el día de mañana él vaya actuar en contra del mismo hombre.

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