sábado, 26 de noviembre de 2011

Delante de un aborto puede venir un triste trauma o un hermoso arrepentimiento.

“Podéis confiar con esperanza a vuestro hijo a este mismo Padre y a su misericordia” son las palabras del Papa Beato Juan Pablo II dirigidas (Evangelium Vitae, 99) a las mujeres que, por distintas y penosas circunstancias, han provocado el aborto. Muchos psicólogos y médicos afirman que en muchos de los casos las mujeres que han procurado un aborto quedan con un trauma, sea psíquico como físico. A estas mujeres es necesario repetir lo que Juan Pablo II dice: “no os dejéis vencer por el desánimo y no abandonéis la esperanza”. 

Expresado esto con otro lenguaje, es justo reconocer la gran obra de arte que produjo un artista eslovaco y que fue inaugurada por el Ministro de Salud de Eslovenia el pasado 28 de octubre. Se trata de un monumento al “niño no nacido”. En dicho monumento se expresa no solo el pesar y el arrepentimiento de la madre que ha abortado, sino que también el perdón y el amor del niño no nacido hacia la madre.


La triste realidad del aborto, lamentablemente se sigue dando y no dudo al afirmar que se da muchas veces por el permisivismo que concede muchas leyes civiles al respecto. La noticia de ayer (viernes 25) me ha llenado de esperanza que un día termine esto. La Iniciativa Legislativa Popular (ILP) del país de Polonia presentó a la Cámara Baja del Parlamento polaco la iniciativa “pro-vida” para erradicar por completo las leyes del aborto. La propuesta presentada fue votada, donde los resultado fueron favorables. Ahora, será presentada a la Comisión Parlamentaria. Esta iniciativa no solo fue de los promotores de la ILP, sino de un grandísimo número de polacos, ya que los ILP requerían 100,000 firmas en tres meses para llevar adelante el proyecto, en cambio obtuvieron 600,000 en solo dos semanas. 

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