viernes, 4 de noviembre de 2011

¿Cuándo es lícita cirugía plástica?


Leyendo el periódico italiano “Il Corrieredella Sera” miré el artículo que nos habla de dos hermanas gemelas brasileñas que se harán una cirugía plástica en los senos, impidiéndoles participar en los juegos olímpicos en Londres del 2012. Me llamó la atención que dos jóvenes de veinticuatro años con un grande historial deportivo quieren dejar todo por el simple hecho de hacerse una cirugía plástica con el fin de aumentar el volumen de sus senos.

La historia nos dice que la cirugía plástica es una de las antiguas cirugías. Se encuentran datos en los papiros de Ebers que ya se practicaba dicha cirugía en el 3500. a.C. Este tipo de cirugía se puede catalogar en dos grandes bloques: la reconstructiva y la estética. Se le llama “cirugía plástica” por la palabra griega “πλαστική” (plastiké) “capacidad para moldear”. Sin duda alguna, que esta práctica ha hecho mucho bien a miles personas que nacieron con una malformación, resecciones tumorales u oncológicas, que han tenido accidentes y han sufrido efectos destructivos o, simplemente, de forma estética. Pero, también es oportuno mencionar que existen muchas personas que la han utilizado de forma desmesurada al grado de producir serias patologías psíquicas.

Quisiera citar a un moralista Mons Elio Sgreccia con la finalidad que nos ayude a valorar cuándo puede ser licita y cuando es ilícita: “El principio de vida física de la persona comporta la obligación consiguiente de la “no disponibilidad” del propio cuerpo, sino es para un bien mayor del cuerpo mismo (principio de totalidad) o para un bien mayor, moral, superior, relativo a la misma persona. En nuestro caso, el principio de la totalidad o terapéutico justifica por sí solo la licitud de los transplantes autólogos incluso de carácter estético correctivo” (manual debioética). Teniendo en cuenta la postura de Sgreccia, se debe considerar los riesgos que contraen. Que los motivos sean razonables y proporcionados. Desde el punto de vista de la intencionalidad que no sea solamente un deseo desmedido de la figura externa, la vanidad o simplemente dejarse arrastrar por la moda. 

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