Para cada problema hay una solución y, ciertamente, la muerte no puede solucionar los problemas. Ante este mundo secularizado, que está perdiendo el valor de la dignidad de la persona humana y la riqueza de la vida, continúan habiendo buenas noticias. El pasado 28 y 29 de septiembre la Suprema Corte de Justicia de la Nación Mexicana (PCJNM) dio el comunicado de los resultados de la votación que se hizo con la finalidad de invalidar la ley que protegía a la persona humana desde los primeros momentos de su vida.
Cierto que es de mucha importancia la salud de la madre cuando se encuentra en cinta. Yo creo que no existe persona que puedan pensar lo contrario. El argumento que sigue en pie de aquellos que está a favor del aborto, al menos en México, es precisamente, el grande número de mujeres que mueren cuando se encuentran en cinta y van a un médico o a una clínica clandestina a practicar el aborto. La mayor parte de las muertes de estas mujeres es porque acuden a médicos no capacitados o simplemente no se tiene la higiene adecuada para realizarlo. Ante este problema que se está presentado, la solución que ellos proponen es “la legalización del aborto”. Así se tendría control de los médicos y de los hospitales, salvaguardando que se tenga la asistencia adecuada.

La SCJNM realizó la discusión de la validez, para los Estados de Baja California y San Luis Potosí, de los Artículos Constitucionales del 1989, que protegía a las personas más indefensas: los embriones. Gracias a la conciencia de algunos de los participantes de reconocer el derecho de la vida como un bien en si mismo la votación no alcanzó el número de votos para invalidar la ley de la protección de la vida desde los sus inicios. Aunque es cierto que se ha mantenido una ley “Pro-vida”, falta dar un paso adelante cambiando los términos utilizado en esas leyes. Un problema que se está viviendo en la actualidad es el cambiar términos con el objetivo de confundir a la gente. Me refiero al término utilizado en el Art 132 al utilizar el término “PRODUCTO” en lugar de “PERSONA”. Este cambiamiento de términos ambiguos está creciendo mucho en la cultura y está produciendo confusión en la gente.
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