Pensaba que esta era una pregunta sin sentido. En cambio me dí cuenta que es necesario hacerla. Lo que puede parecer obvio para algunas persona, para otras resulta un tema para reflexionar, o incluso tener un parecer totalmente contrario. El 18 de octubre, el máximo Tribunal de Justicia europeo reconoció la dignidad del embrión humano prohibiendo patentar los resultados obtenidos de los experimentos hechos con la células estaminales sea cual se el fin que se desea: comercial, industrial. Las células estaminales, según los médicos, se obtienen de los embriones siendo “casi imposible obtenerlas sin que el embrión venga sacrificado”.
Creo que es lógico pensar que toda investigación se ha de hacer para el bien de la humanidad. El fin de querer avanzar en la ciencia no se justifica sacrificando la vida de otros y más un cuando el un ser humano se encuentra en estado embrional, que es un ser indefenso. La curación es en vista de preservar la vida, esto significa que la vida tiene un mayor valor ontológico que la curación. Siguiendo este razonamiento, es absurdo querer poner como medio la vida de personas con el fin de ayudar a otras al bienestar. Es por esto que el Tribunal de Justicia haya querido poner en orden la ley de la protección de la vida desde los primeros momentos de su existencia. Dicha sentencia vino dictada el 18 de octubre en el artículo “6”, número “2”, letra “c” de la directiva 98/44.
Como ya lo decía anteriormente, pareciera ser que la pregunta ¿vida o experimentación? fuera innecesaria hacerla, pero leyendo los principales periódicos italianos, españoles y británicos, nos podemos dar cuenta que la mayoría de ellos expresan su opinión contraria la sentencia del Tribunal de Justicia. Los artículos publicados dejan entrever que esta decisión es en contra del progreso de la ciencia. Solo por citar un ejemplo, el BBC: “Esto realmente podría detener el progreso de terapias con células madre para enfermedades hasta ahora incurables” (miércoles 19 de octubre).
En mi opinión, no es que se trate de estar en contra del desarrollo de la ciencia, sino que tenemos que poner en la balanza la dignidad del embrión (con la premisa que se trata de una vida humana, de una persona) y el deseo de la experimentación. El descubrimiento y la experimentación, sin duda, son un gran trabajo que tenemos que reconocer, ya que han hecho grandes bienes a la humanidad, pero no se puede hacer esto a costa de sacrificar vidas humanas.